viernes, 17 de octubre de 2008

Precisiones II o Volver a empezar


Bueno, desde la última vez que escribí aquí me han ocurrido algunas cosillas. Los que echáis un ojo por aquí, lo conoceréis seguramente todo. Como sabéis estoy ya inmerso en la dinámica del Máster de Periodismo de ABC, que esté ahí aún no me lo he terminado de creer y reconozco que todavía me froto las ojos y me doy pellizcos, no vaya a ser que despierte de un hermoso sueño. En fin, que este lunes he conocido a mis 12 compañeros: 6 chicas y 6 chicos. La verdad es que la mayoría vienen ya del mundillo y todos más o menos poseen una cierta experiencia. Aunque no por ello, va a ser menos fascinante compartir este tiempo junto a ellos. Tenemos también gente de otras carreras: un abogado colombiano y un filólogo que han decidido probar suerte en el escurridizo universo del periodismo. Aptitudes no les faltan, desde luego. Llevamos apenas 5 días, 7 horas diarias y ya he podido tener conversación con más de uno (eso es lo divertido de los primeros días, que no hay perjuicios). Tampoco faltan representantes de hispanoamérica o de Italia (fue muy elocuente intercambiar impresiones sobre lo que está pasando en la patria de Garibaldi y la resurrección política de Silvio Berlusconi. Uno puede comprender más las motivaciones de ese voto mayoritario).


Creo que va a ser un año enriquecedor, donde voy a madurar mucho junto a gente de orígenes e inquietudes similares. Ya os iré contando...

Otra aclaración, no me molestan los comentarios. Al contrario son un reto, porque me obligan a repensar mis ideas. Así que, tranquilos. Uno sabe que en ocasiones, debe antes escuchar que criticar aunque los últimos acontecimientos me están dando relativamente la razón respecto del "sólido sistema financiero español". No hay grandes amenazas, pero existen pequeñas grietas. Sino por qué acude el gobierno al rescate con 150.000 millones de euros.


Dejo colgado una de las prácticas que he realizado en los últimos días, para vuestro disfrute. Es de la crisis y lo muestro, porque sistematiza perfectamente algunas impresiones que este plumilla tiene de la cosa:


Estimado gobierno español, ¿qué hay de lo mío?

La crisis económica toca tierra. En el día de ayer los 1680 afectados por el Expediente de Regulación de Empleo de Nissan, se concentraron en la céntrica Plaza de Cataluña en Barcelona para protestar contra una medida que afectará a las plantas de la Zona Franca y Montcada I Reixac. Ya han pedido a la Generalitat que vete este ERE de la multinacional japonesa, ya que consideran que “redimensionar” al 37,5 % de la plantilla para aumentar al competitividad, suena demasiado exagerado a juicio de los propios empleados. Teniendo en cuenta que si en Nissan meten la tijera, las empresas suministradoras también lo harán y puede que de este Expediente salgan 4000 parados más. Hasta aquí se trata del enésimo conflicto laboral, producto de las apuradas circunstancias económicas. Una consecuencia más de la falta de liquidez y de la parálisis del sistema financiero. El problema viene cuando el propio Comité de Empresa recuerda algunos datos muy elocuentes, que otorgan un valor distinto a esta dura decisión de la compañía japonesa para con la economía de nuestro país.
No es el primer ERE de la multinacional nipona, es el tercero en los últimos cuatro años. De la casa nipona ya se han marchado, según cálculos de la propia plantilla, 1250 compañeros. Todo ello con unos beneficios que de 227 millones de euros el anterior ejercicio y ha fabricado más de 622.000 vehículos en tres años. Hablan de competitividad, pero algunos trabajadores aseguran que este recorte del 37% de la plantilla va a favorecer contrataciones posteriores en condiciones más asequibles para la empresa. “Es una medida oportunista que pretende aprovechar la psicosis de crisis actual”, resumía de esta forma el ánimo que sobrevuela sobre los aún empleados de Nissan el presidente del comité de empresa Javier Donate.
Es decir, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid hago los ajustes que en un clima de “normalidad” económica no haría. ¿Cómo es posible que una compañía no deficitaria, aplique por las buenas un tijeretazo que deje en la calle al 37% de su personal en España? ¿Cómo es posible que el gobierno español destine 150.000 millones de euros en avales y garantías para ayudar a un sector financiero, que el propio Zapatero aseguró que era “sólido”? ¿Por qué unos tienen un plan de rescate y otros no?
Son preguntas incómodas que cualquier ciudadano con un mínimo de sentido crítico se debería de formular.
No dudo de la relevancia de los bancos y de la necesidad de que el capital fluya lo más rápidamente posible pero ver la situación, el abismo al que miles de familias se aproximan en Nissan, a uno le mueve a la compasión y a un cierto hastío hacia unos gobernantes para quienes la crisis se mueve en el etéreo mundo de las cifras, las hipotecas subprime y productos especulativos de muy diversa ralea. ¿Qué hay de lo mío, querida clase política? Porque nadie ha pensado, de momento, en la clase media. Ningún partido político de cierta relevancia, ha previsto ocuparse de las economías familiares. Sólo hay medidas macroeconómicas y provisiones para pagar seguros de desempleo. Nadie mete mano al mercado laboral, ningún responsable político se ha parado a pensar cómo echar una mano o favorecer que el ciudadano ahorre y consuma responsablemente. Tampoco hay visos de que se les pida compartir beneficios, a aquellas entidades que pudieran ser “rescatadas” con el dinero de todos los españoles. Mentan un cambio de modelo, pero ¿en qué piensan exactamente? Porque nadie aclara hacia dónde tenemos que ir, ¿Más investigación y desarrollo?, ¿Más controles a los bancos?, ¿Más regularización? Eso es el futuro, señores ¡Café para todos! ¡Perdón! Para los elegidos.
Mientras en Europa, comienzan a caer en la cuenta de que debemos hacer algo más que remozar el sistema financiero. ¡Enhorabuena! Pero algunos de los responsables de este desaguisado, ya han cobrado sus indemnizaciones por los servicios prestados. Y seguramente no tendrán mucho que ver con el finiquito que podría percibir un servidor. Hablamos de varios millones de euros, el caso de Fortis escuece aún…

Una cosa es cierta, los beneficios se privatizan mientras las pérdidas se socializan en pro de la “estabilidad del sistema”. En romano paladino ganan los de siempre y el resto de los mortales a callar. ¡Pues eso!

Carlos Manso Chicote, 17-10-2008