domingo, 16 de diciembre de 2007

Un reportaje esperado

La semana que concluye hoy ha venido marcada por la publicación del especial de Navidad de la revista Tiempo, en el que he tenido el gusto de colaborar con un reportajillo de 5 páginas en las que hablo de 4 personas a las que estas navidades no les van a pillar con la familia precisamente.

Desconozco si estará a la altura de las expectativas de algunos de mis pacientes amigos y familiares, que me han aguantado filosofando sobre cómo y para qué sacar adelante el presente material. Ha sido uno de esos momentos por los que merece la pena haber estudiado una carrera de 5 años, haber sido becario (hasta ahora) más de un año y culminado la larga (no tanto) senda que separa la inocencia del estudiante primerizo del cinismo escéptico del licenciado reciente. Es lo que tienen esto de la madurez, aunque como he podido comprobar estos 7 días no hay nada como entregar parte de tu tiempo a los demás... Es una gozada salir de uno mismo y expandir un poco tu corazón para que abarque más. También es una gran fortuna contar con buenos amigos, que te recuerden cada vez de dónde vienes y hacia qué lugar te diriges.

No sólo he vivido uno de mis momentos profesionales más hermosos de mi escueto currículum...

He vuelto a sentir la Navidad y siento que este tiempo es especial, aunque sólo sea porque nos permite ser mejores. Por cierto, hoy me han desmontado cual andamio alguno de los mitos que circulan por estas fechas sobre la figura de Jesús. "Mitos" no sería el término adecuado, preferiría referime antes ha confusas interpretaciones, a que en este camino de la Fe hay interpretaciones para cada edad y mucho me temo que las mías se quedarón estrechas hace algunos años. Una semana intensa, de madurez, de saborear lo mejor del periodismo y de aprendizaje.



PD: Próximamente dejaré escaneado el reportaje para que podáis verlo desde el blog. ¡¡Gracias por la idea David!!

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