Inauguramos Agosto y el país se marcha de vacaciones y en muchos casos, con crisis económica o no, es textual. Este manto de calma chicha, de anestesiante canícula se extiende incluso al mundo del periodismo. Así que tenemos la insólita circunstancia de que al agenda informativa levanta el pie del acelerador y permite preparar los temas con mayor tranquilidad, trabajando con mayor aínco los detalles del mismo.
Y a ello me he dedicado, al estar abordando a los ciudadanos de Guadalajara para interrogarles sobre la imprudencia de algunos peatones, la desertización urbana de estos días o el consumo responsable. Armado con un cuaderno de anillas, un bolígrafo y mi estupenda grabadora digital, que se está convirtiendo en una querida amiga y compañera de fatigas. En fin, que debo sacar tres reportajillos adelante y en ello estamos... Ya conocéis mis aventuras alcarreñas y el pasado sábado añadí un evento más a mi variada lista: una concentración de tunning (o como redecorarte tu propio coche, sin necesidad de catálogo Ikea ni nada).
Otra experiencia grata la viví el sábado, por primera vez en meses nos reunimos el grupo de la Montaña y nos fuimos a un sitio muy chulo de Chueca donde tenían fotos de actrices hipotéticamente lesbianas. No fue una noche inolvidable, pero reconozco que extraí una lección esencial fijándome en la naturalidad con que llevan sus propias elecciones y las consecuencias que derivan de estas... ¡Cuán distintos caminos hemos adoptado los tres! Los dos han tenido que dar algún salto al vacío, e incluso, romper algún molde y, quizás, alguna vez se hayan mirado al espejo y preguntado si efectivamente han cambiado tanto.
Bueno, seguramente el que menos saltos ha dado es un servidor o al menos a mi me lo parece. Mi vida es más convencional, he tomado algunas decisiones importantes y no siempre acertadas del todo. Aunque para arrepentirse es tarde, prefiero aprender de mis caídas.
A ambos les conocí en Santiago 99, de una de ellas me enamoré e incluso llegamos a salir y eso es algo que siempre tendrá un hueco en mi corazón... Rebeldes, incomformistas, encantadores, inteligentes, arrojados, .... muchos adjetivos tendría que incluir aquí. Y lo digo a modo de elogio, porque aunque no tenían claro cómo querían vivir su vida (es algo que se descubre poco a poco, ya que partimos de una íntima intución) lo han arriesgado todo por seguir sus instintos, quizás se equivocaran... Pero al menos, podrán decir que se equivocaron. Reconozco que muchas de sus decisiones no las he comprendido, pero les respaldo por un viejo sentido de la lealtad y amistad, que de algún modo me han inculcado.
Lo mío no es ser el rebelde, nunca ha sido mi papel. Es posible que me venga como anillo al dedo, el rol de testigo parcial. Aquel que aprende de lo que ve, que lo narra y lo guarda en la memoria para alimentar sus propias cavilaciones. En fin, que nuestras opciones son exclusivamente nuestras. Cierto que tienen consecuencias, pero la vida es corta y hay que disfrutar del camino.