jueves, 3 de julio de 2008

2 meses en Guadalajara o cómo aprender a ser "de provinicias"


Este fin de semana entro en el tercer mes como periodista todo terreno en Guadalajara. Sí, porque en estos dos meses un servidor ha cubierto de todo: fiestas de barrio, encierro de toros, conferencias, eventos culturales, manifestaciones, etc... Vamos, todo dependiendo de la variada información local y provincial. Amén de alguna Feria o rueda de prensa.

Creo que ha llegado el momento de hacer algo de balance, quizás no es mucho el tiempo transcurrido pero sinceramente hay dos cosas que me ha aportado este trabajo y no son irrelevantes desde luego: A) He vuelto a tener algo de fe en esta profesión tan maltratada por todos y, a la par, tan adictiva.

B) Ha sido todo un reto, no ya sólo porque realmento no hay tiempo suficiente para digerir la información, tampoco puedes hacer florituras ni dartelas de aspirante a literato. Hablamos de una pluma rápida, de costumbres, sin concesiones y, quizás, algo árida. Cuento historias, ni más ni menos.

A mi personalmente me ha impresionado la fuerte actividad que derrocha una ciudad como Guadalajara, de apenas 76.000 habitantes y, que según escuche hace unas semanas en la radio, es la región española con mayor crecimiento de población en 2007 o al menos de las primeras. Se respira en esta villa fundada por los árabes, allá en el siglo VII, una sosegada calidad de vida que se complementa con la sencillez de sus gentes. Guadalajara, coincidirán conmigo Raquel y Raúl, tiene algo de "pueblo grande" y esto lo digo con todo mi cariño.


Para mí, un chico de ciudad grande, madrileño, ha sido y es un reto realizar este clase de información tan alejada de mi "ideal" del reportero que cubre asuntos "importantes". No sólo me ha resultado una cura de humildad sino que me ha modificado algo mis ideas, abriéndome una senda inexplorada, ayudándome a apreciar el trabajo de la prensa regional. Os prometo que gracias a este tiempo en Guadalajara, se me ha ido parte de este madrileñismo que tanto sacamos a colación en cuanto nos alejamos de la urbe. Ya no comparo tanto una ciudad con otra y he aprendido a apreciar las tradiciones y costumbres, aproximarme al corazón de esta parte de Castilla. Una experiencia que confio se alargue, al menos hasta septiembre... Muy recomendable para un joven periodista madrileño, por aquello de quitarnos complejos de "superioridad".

En fin, trenes como estos a mi edad no se deben de dejar escapar...


PD: Mis felicitaciones a Antonio y Claudia por sus 9 meses... Y también a Laura y Dani, que ya suman 2 años y eso esta muy bien, que el mundo necesita mucho amor. La foto es del Palacio del Infantado, quizás lo más destacado de la ciudad de Guadalajara.

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