lunes, 8 de octubre de 2007

La vida que te espera...

No la vi, pero el título de esta película española siempre me llamó la atención. Pues bien aquí ando frente al ordenador, esperando que la inspiración me lleve a escribir los artículos que debo entregar a Centinela (la revista de jóvenes del obispado donde de vez en cuando brindo mi colaboración), que por cierto pondré alguno a disposición de los visitantes de este humilde rincón. ¿La vida que te espera? Sugerente..., suena a futuro, a incertidumbre.
Mañana una amiga y este servidor nos vamos a dar una vuelta por algunos medios de comunicación para ver si podemos dejar algún currículum vitae, y si nos llaman pues felices de la vida. Esto es así: echar CV, echar más CV y esperar, esperar... Y oler las oportunidades, que las hay aunque cueste darse cuenta o tener ese hilo directo. En fin, espero que tengamos suerte y al menos pasemos de la puerta (otra gran realidad: los lugares más inaccesibles no son los edificios oficiales. ¡No! Son los medios de comunicación, queridos. Palabrita de periodista).

Coda: Un antiguo compañero de facultad en el fragor de la fiesta de graduación animado por la sana alegría del momento, me gritó aquello de "¡Joder! ¡Que ya somos licenciados! Está generación jubila a Jiménez Losantos". Totalmente de acuerdo, un servidor se apunta a tan noble fin. Como afirmó un importante personaje al convocar el Concilio Vaticano II: "Abramos las ventanas y dejemos que entre la brisa fresca de la mañana" (más o menos fue esta su expresión). Y teminemos con tanta iniquidad ¡Que corra el aire de una vez!

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